Se le ha agudizado la afección de dermatitis que sufre, pero su estado general es bueno. Es uno de los cuatro machos que habitan en la zona occidental de los Pirineos, donde peligra la población al no haber hembras.
ANA IPAS. Huesca
A pocos días de comenzar su hibernación, el viejo Camille, uno de los pocos osos autóctonos que quedan en el Pirineo, ha demostrado su vitalidad paseándose por los montes de Ansó. En el último mes ha sido fotografiado en dos ocasiones en los puertos que mugan con Navarra. Son, por su resolución, su calidad y por haberse realizado de día, las mejores imágenes que se han obtenido de este plantígrado que tiene su morada entre este valle y el vecino de Isaba. En esta zona del Parque Natural de Los Valles y en la colindante con Francia habitan tres animales más. Todos son machos.
No había duda de que Camille a pesar de su avanzada edad, calculan que tiene unos 25 años, estaba vivo. En mayo una cámara fija instalada en el monte captó su imagen por la noche. Era la tercera vez que los guardas del oso detectaban su presencia en el Pirineo aragonés. A lo largo de todo el verano se han localizado sus rastros y a él se le han atribuido los tres ataques, cada uno con un oveja muerta, producidos a los ganaderos ansotanos durante el estío.
Pero cuando las primeras nieves habían cubierto las laderas pirenaicas y todo hacía presagiar que el viejo Camille bien estaba hibernando bien ultimaba los detalles para encerrarse en su osera, saltó la sorpresa. Un Agente de Protección de la Naturaleza (APN), Jaime Solanas, se topó con él por casualidad en un monte ansotano situado entre la localidad y Zuriza, en la margen izquierda del río. El lugar exacto, Medio Ambiente prefiere no divulgarlo para evitar que los curiosos salgan en su búsqueda y alteren su hábitat.
El encuentro tuvo lugar el 14 de noviembre, cuando el oso se estaba comiendo un jabalí que, presumiblemente, encontró ya muerto. Solanas, que participaba en la realización de un censo de sarrios, inmediatamente avisó a un miembro de la patrulla de seguimiento del oso, Jesús Laín. Ambos, durante las dos horas que estuvieron observando al animal, tomaron diferentes instantáneas del macho, que en la década de los noventa se hizo famoso entre los ganaderos por su voracidad con los rebaños de ovejas (en 1998, mató 106). No obstante, su actividad ha sido mucho más relajada en los últimos años.
La segunda vez que se obtuvo su imagen fue el pasado 4 de diciembre, también en un monte situado entre Ansó y Zuriza. Esta vez lo consiguió una de las cámaras fijas que se activan con el movimiento y que los guardas del oso tienen instaladas en las rutas habituales que suelen seguir los plantígrados. Que fuera de día -las 17.30- permitió que en la secuencia se capten detalles del animal, como que la dermatitis que hace un año afectaba a un cuarto trasero es ahora alopecia total en la parte posterior, importantes para los técnicos.
Alopecia por estrés
Según explicó el jefe de biodiversidad del Gobierno aragonés, Manuel Alcántara, el problema de dermatitis "parece ser un problema hormonal. Es típico en los machos en cautividad y se da en osos que viven en parques zoológicos", relató. El experto añadió que la enfermedad se atribuye al estrés que "en este caso sería hormonal, por no satisfacer sus celos lo que le provoca, al igual que pasa con los hombres, una alopecia bilateral".
Alcantará relató que a pesar de la edad, "en la parte delantera es un animal en perfecto estado" y añadió que de momento no han observado ningún indicio "que lleve a pensar que está demacrado. Ni tiene una proximidad excesiva al hombre ni exceso de ataques".
No se conoce con seguridad cuánto mide -sobre los 1,20 metros- pero sí que sus huellas son más pequeñas que las de Neré, un oso de origen esloveno, que deambula por los mismos parajes que él. Un tercero, Aspe, también ha realizado incursiones en el Pirineo aragonés. Canelillo, que de momento no ha pasado la frontera y sigue en su Francia natal, es el cuarto de los osos que habita en la zona occidental de los Pirineos. Pero todos son machos, por lo que la especie está abocada al fracaso en la zona. En la parte oriental -Ribagorza, Arán y Alto Garona en Francia- habitan según los expertos entre 12 y 17 ejemplares más. Hay varias hembras y constancia de que se reproducen cada dos años, entre otras, las eslovenas reintroducidas como Hvala o Sarouse.
Ambas, junto a tres osos más, fueron reintroducidas en el último plan francés por recuperar la especie en el Pirineo, proyecto que finaliza el próximo 31 de diciembre. Alcántara asegura que, desde el punto de vista ecológico, el plan "ha funcionado porque se están reproduciendo y no hay comportamientos aberrantes". Sin embargo, desde el punto de vista social "no creo que se hiciera lo necesario para obtener un consenso antes de llevar a cabo la reintroducción".
A pocos días de comenzar su hibernación, el viejo Camille, uno de los pocos osos autóctonos que quedan en el Pirineo, ha demostrado su vitalidad paseándose por los montes de Ansó. En el último mes ha sido fotografiado en dos ocasiones en los puertos que mugan con Navarra. Son, por su resolución, su calidad y por haberse realizado de día, las mejores imágenes que se han obtenido de este plantígrado que tiene su morada entre este valle y el vecino de Isaba. En esta zona del Parque Natural de Los Valles y en la colindante con Francia habitan tres animales más. Todos son machos.
No había duda de que Camille a pesar de su avanzada edad, calculan que tiene unos 25 años, estaba vivo. En mayo una cámara fija instalada en el monte captó su imagen por la noche. Era la tercera vez que los guardas del oso detectaban su presencia en el Pirineo aragonés. A lo largo de todo el verano se han localizado sus rastros y a él se le han atribuido los tres ataques, cada uno con un oveja muerta, producidos a los ganaderos ansotanos durante el estío.
Pero cuando las primeras nieves habían cubierto las laderas pirenaicas y todo hacía presagiar que el viejo Camille bien estaba hibernando bien ultimaba los detalles para encerrarse en su osera, saltó la sorpresa. Un Agente de Protección de la Naturaleza (APN), Jaime Solanas, se topó con él por casualidad en un monte ansotano situado entre la localidad y Zuriza, en la margen izquierda del río. El lugar exacto, Medio Ambiente prefiere no divulgarlo para evitar que los curiosos salgan en su búsqueda y alteren su hábitat.
El encuentro tuvo lugar el 14 de noviembre, cuando el oso se estaba comiendo un jabalí que, presumiblemente, encontró ya muerto. Solanas, que participaba en la realización de un censo de sarrios, inmediatamente avisó a un miembro de la patrulla de seguimiento del oso, Jesús Laín. Ambos, durante las dos horas que estuvieron observando al animal, tomaron diferentes instantáneas del macho, que en la década de los noventa se hizo famoso entre los ganaderos por su voracidad con los rebaños de ovejas (en 1998, mató 106). No obstante, su actividad ha sido mucho más relajada en los últimos años.
La segunda vez que se obtuvo su imagen fue el pasado 4 de diciembre, también en un monte situado entre Ansó y Zuriza. Esta vez lo consiguió una de las cámaras fijas que se activan con el movimiento y que los guardas del oso tienen instaladas en las rutas habituales que suelen seguir los plantígrados. Que fuera de día -las 17.30- permitió que en la secuencia se capten detalles del animal, como que la dermatitis que hace un año afectaba a un cuarto trasero es ahora alopecia total en la parte posterior, importantes para los técnicos.
Alopecia por estrés
Según explicó el jefe de biodiversidad del Gobierno aragonés, Manuel Alcántara, el problema de dermatitis "parece ser un problema hormonal. Es típico en los machos en cautividad y se da en osos que viven en parques zoológicos", relató. El experto añadió que la enfermedad se atribuye al estrés que "en este caso sería hormonal, por no satisfacer sus celos lo que le provoca, al igual que pasa con los hombres, una alopecia bilateral".
Alcantará relató que a pesar de la edad, "en la parte delantera es un animal en perfecto estado" y añadió que de momento no han observado ningún indicio "que lleve a pensar que está demacrado. Ni tiene una proximidad excesiva al hombre ni exceso de ataques".
No se conoce con seguridad cuánto mide -sobre los 1,20 metros- pero sí que sus huellas son más pequeñas que las de Neré, un oso de origen esloveno, que deambula por los mismos parajes que él. Un tercero, Aspe, también ha realizado incursiones en el Pirineo aragonés. Canelillo, que de momento no ha pasado la frontera y sigue en su Francia natal, es el cuarto de los osos que habita en la zona occidental de los Pirineos. Pero todos son machos, por lo que la especie está abocada al fracaso en la zona. En la parte oriental -Ribagorza, Arán y Alto Garona en Francia- habitan según los expertos entre 12 y 17 ejemplares más. Hay varias hembras y constancia de que se reproducen cada dos años, entre otras, las eslovenas reintroducidas como Hvala o Sarouse.
Ambas, junto a tres osos más, fueron reintroducidas en el último plan francés por recuperar la especie en el Pirineo, proyecto que finaliza el próximo 31 de diciembre. Alcántara asegura que, desde el punto de vista ecológico, el plan "ha funcionado porque se están reproduciendo y no hay comportamientos aberrantes". Sin embargo, desde el punto de vista social "no creo que se hiciera lo necesario para obtener un consenso antes de llevar a cabo la reintroducción".
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