miércoles, 23 de diciembre de 2009

20 osas reproductoras y alto nivel de supervivencia en la zona centro de la Cordillera Cantábrica

07.12.09 M. MENÉNDEZ - GIJÓN.
El futuro de la población osera de Asturias parece que va por buen camino, al contrario de lo que ocurre en el resto de la Cordillera Cantábrica. Roberto Hartasánchez, presidente del Fondo para la protección de los animales salvajes (Fapas), informó a EL COMERCIO de que en la región «hay unas 20 hembras reproductoras con dos niveles de supervivencia. Hay una tasa bastante baja en la zona de Cangas del Narcea, Degaña y el Norte de León, y una tasa enormemente buena en Somiedo, Belmonte y el centro de Asturias».La separación entre las poblaciones oseras del Occidente y el Oriente, por una franja de 40 kilómetros de ancha que comprende desde Quirós hasta Caso, está empezando a ser salvada por algunos plantígrados, pero «son machos. Eso no implica que se asiente la población, porque no cruzan esa zona las hembras reproductoras», según Hartasánchez.

Contraste con Castilla y LeónY es que la situación asturiana contrasta con lo que ocurre en los montes de Castilla y León, donde los resultados del Plan de Recuperación del Oso Pardo desarrollado desde hace 18 años son calificados por el presidente del Fapas de «un fracaso total». Se basa para ello en las tres osas con crías que, según la Junta de Castilla y León, han sido localizadas: «Lo que no dicen es que una de ellas es una osa que tuvo oseznos el año pasado y perdió todas las crías. Además, la población del Oriente no hace más que disminuir y ahora está entre 20 y 30 ejemplares con un nivel nulo de supervivencia de crías. Lo que se tiene que saber es que en estos años gastaron seis o siete millones de euros, con lo que la población osera tenía que ser similar a la de la zona occidental de la cordillera».

Roberto Hartasánchez también critica la práctica cinegética en la comunidad vecina, pues asegura que «lo que quieren es el desarrollo urbanístico de las zonas de montaña, pero la política de la Junta de Castilla y León es intencionada, ya que donde se localizaban osas con crías era donde se censaban todas las cacerías de jabalí, con lo que añadían muchos factores de riesgo a la supervivencia de los oseznos. Tienen un doble juego moral en este asunto».

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