jueves, 5 de agosto de 2010

La mano del oso

La mano de un oso pardo lleva 400 años clavada en una puerta
EFE. 23.12.2007 La mano de un oso pardo de la Sierra de Gredos lleva clavada en la puerta de la iglesia de Navacepeda de Tormes (Ávila) desde hace unos 400 años, según los datos de la datación con carbono 14 que aparecen en un estudio publicado en el último número de la revista Molecular Ecology.
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En el trabajo, en el que han participado científicos del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos dirigido por Juan Luis Arsuaga, se detallan las dataciones y los análisis de ADN mitocondrial de muestras de osos europeos de hasta 18.000 años.
El estudio se centra en demostrar que durante las glaciaciones hubo un flujo continuo de genes en las distintas poblaciones de osos del sur de Europa, pero incluye datos de ejemplares más recientes como el de Gredos.

La última cita conocida hasta ahora de osos pardos en el Sistema Central la recoge el historiador Gonzalo Argote de Molina en el 'Discurso sobre la montería' de 1582, donde narra como siendo príncipe Felipe II, -y por tanto en fecha anterior a su coronación en 1556-, el monarca mató un oso "de un arcabuzazo" en las proximidades de El Monte de El Pardo, en Madrid.
La datación de la mano de oso de Navacepeda se aproxima a esas fechas, por lo que es probable que el ejemplar al que perteneció pudiera haber sido uno de los últimos osos del Sistema Central.
Se da también la circunstancia de que el premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway menciona una mano de oso en su novela "Por quién doblan las campanas", donde uno de los personajes, Anselmo, comenta: "En la puerta de la iglesia de mi pueblo había una pata de oso que maté yo en primavera".

Hemingway visitó la Sierra de Gredos durante el mes de junio de 1931 y es probable que supiera de la garra, ya que en una carta dirigida a su amigo John Dos Passos señala, entre otros detalles, la presencia de cabras salvajes en estas montañas, así como truchas, lobos y "una garra de oso clavada en la puerta de la iglesia".
Hasta el momento no se ha encontrado ningún documento escrito que informe sobre la historia de esta mano, que recientemente los vecinos han protegido con una placa de metacrilato.

Según una leyenda local se trata del exvoto ofrecido por un segador, a Dios o a algún santo, en agradecimiento por haber salvado la vida tras el ataque de un oso, al que "valientemente" logró vencer con su guadaña.
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