Los grupos ecologistas de Aragón condenan la muerte de la osa “Sarousse” en una cacería y exigen al Gobierno de Aragón prohibición cautelar e inmediata de la caza en todas las zonas con presencia de oso.
Todo esto ha
desembocado en la trágica muerte de la osa “Sarousse” por el disparo de un cazador,
en el Pirineo aragonés, en el mismo día que también se ha producido la muerte
de otra osa en montañas de Palencia durante una cacería de jabalí. Los sucesos son
de una gravedad intolerable para una sociedad avanzada y comprometida con la
conservación de la naturaleza. Desde los grupos ecologistas esperaremos los
avances en la investigación judicial, reservándonos el derecho si es preciso de
presentarnos como acusación particular.
También queremos
puntualizar sobre los antecedentes y circunstancias en que se han producido, con
la más que discutida autorización de la caza como actividad esencial durante el
confinamiento del resto de la sociedad durante la emergencia sanitaria por
COVID19.
La
caza en Aragón desde hace varios años posee una falta de control y vigilancia
manifiesta, que desemboca en hechos tan desafortunados como muerte de
“Sarousse”. Cientos de cazadores con sus armas
recorren cada fin de semana los montes de la región sabedores de que la
administración carece de medios y personal suficientes para vigilar el
cumplimiento de la normativa en cada territorio, inclusive en los espacios
naturales protegidos. La práctica cinegética se sigue autorizando y justificando,
sin ninguna base científica, como actividad esencial para el control de “plagas”
de herbívoros en todo el país, causando la muerte de miles de estos y otros animales
silvestres, base de la dieta de pequeños carnívoros y aves rapaces, a menudo
también victimas de “accidentes y confusiones” por parte de los cazadores.
El
Gobierno de Aragón no protege las especies amenazadas. En
el caso del oso pardo, hemos denunciado reiteradamente en los últimos años la
grave irresponsabilidad e inacción del actual titular del Departamento de
Agricultura, Ganadería y Medio ambiente, Joaquín Olona, obstaculizando y
dilatando sine die la aprobación de un Plan de Recuperación y Conservación de
esta especie, instrumento legal imprescindible para articular medidas eficaces que
ayuden tanto a lograr la restauración de una población viable de oso pardo en
territorio aragonés, como para prevenir, reducir y compensar adecuadamente los
daños que pueda causar a la ganadería extensiva.
Máximo rigor e independencia hasta la aclaración del caso. Las investigaciones deben realizarse con cautela y en profundidad por organismos expertos e independientes de toda presión mediática o política hasta lograr su esclarecimiento, respetando la presunción de inocencia tanto del cazador como de la víctima, en este caso una osa adulta que se había asentado en la Ribagorza desde hace casi 15 años, sin dejar descendencia. Varias organizaciones nacionales y aragonesas estudian personarse en la causa judicial así como otras medidas para exigir responsabilidades.
Un
daño incalculable al patrimonio natural de los aragoneses. Más allá del coste que para las arcas
públicas supone anualmente la verificación y compensación de daños causados por
“Sarouse”, y los ingresos percibidos por los ganaderos de la zona para compensar
tales daños y conciliar su presencia, la desaparición de la osa echa por tierra
varias décadas de intenso trabajo y fondos nacionales y europeos invertidos en
el mejor conocimiento de su biología, el seguimiento de sus desplazamientos, la
eficacia de las medidas más adecuadas para el manejo del ganado y la ordenación
de los recursos de su hábitat. Estos son elementos claves y esenciales para la
inminente, natural e irreversible llegada del oso pardo a territorio aragonés
desde las poblaciones asentadas en Valle de Arán y Alt Pirineu. Además, y a
pesar de no haber dejado descendencia, quizás por encontrarse muy alejada de
otros congéneres, la muerte de “Sarousse” acaba con la expectativa, al menos a
corto plazo, de la recuperación de un núcleo reproductor en este sector
estratégico del Pirineo.
*La osa “Sarousse”
nació en Eslovenia en 1999 y fue introducida o liberada en el Pirineo
francés el 21 de agosto de 2006 en la comuna de Arbas, desplazándose en 2010
casi 100km hasta el macizo del Turbón y el valle de Bardají (Huesca), donde ha
resultado muerta el 29 de noviembre de 2020 durante una cacería.
Grupos firmantes del comunicado:
-
Amigos de la Tierra (ADT)
-
Asociación Naturalista de Aragón (ANSAR)
-
Ecologistas en Acción (EEA)
-
Fondo Natural
-
Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos
(FCQ)
- SEO/BirdLife
- WWF-España
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