martes, 15 de enero de 2013

La población de oso pardo crece y recoloniza la cabecera del Navia

El censo de plantígrados en la cordillera Cantábrica oscila entre 195 y 210


Hay más y se mueven mucho. A la espera de los datos de la nueva primavera, el área de ocupación del oso en el occidente de la cordillera Cantábrica ha aumentado en la última década y el último censo -arroja una cifra de entre 195 y 210 ejemplares- incluye una osa con dos crías en la montaña fonsagradina. Un paso importante respecto a la ya habitual presencia periódica de machos jóvenes que se dispersaban en primavera desde León y Asturias hacia el interior de Lugo, en busca de alimento o pareja. La organización Fapas indicaba recientemente que la dispersión a lo largo de la cuenca del Navia atraía cada vez a más osos.

«Se trata de una serie de concejos muy montañosos y poco poblados, con presencia de fondos de valle -según Fapas-, verdaderamente interesantes para ser ocupados por el oso. Sin embargo, no hay datos de presencia reproductora salvo en la vecina comunidad de Galicia, donde al otro lado de la línea divisoria de Ibias se localizó una hembra acompañada de dos crías». Y citaba además con sorpresa la presencia de daños de oso en el vecino municipio costero de Castropol, como síntoma de que los plantígrados comenzaban a asomarse al mar Cantábrico. Todo propiciado por la buena marcha osera en el interior asturiano, hacia Cangas del Narcea, donde se encuentran la mayoría de los ejemplares del norte, entre 150 y 180.

La localización de osos que vagan hacia zonas costeras no es nueva. Un veterano informe de Javier Naves y Guillermo Palomero para el Ministerio de Medio Ambiente documentaba el atropello de un oso cerca de la costa asturiana (en Faedo-Cudillero) en 1975 y otro que había sido cazado a lazo entre Luarca y Salas. La recuperación del oso es innegable, pues a finales de los años 70 se estimaba que había tan solo unos 54 en el norte, 38 de ellos en el núcleo occidental asturiano.

Y cuando todas las esperanzas, y prácticamente todos los esfuerzos, se centraban durante años en mejorar el hábitat osero de los Ancares gallegos -que ocupa unos 65 kilómetros cuadrados, el 2,5 % del área potencialmente osera-, el primer éxito reproductor reciente parece adjudicárselo la cabecera del Navia con un núcleo productor hacia Fonsagrada y no hacia Cervantes. Otras fuentes lo confirman. Y eso que la patrulla del oso localizó en la primavera del 2011 una hembra pardo-grisácea con manchas blancas a ambos lados de la cabeza que, junto a dos crías, coqueteaba con los Ancares gallegos desde el Alto Sil leonés.

La reserva de la biosfera Eo-Oscos-Terras de Burón reúne igualmente condiciones para el desplazamiento y asentamiento de estos animales. Con el testimonio de los viejos cortíns oalvarizas que guardaban las colmenas, zonas abruptas y con tupido matorral, hayedos y otros bosques en unos valles cada vez más deshabitados. Las organizaciones y guardas que velan por los osos manejan con precaución los datos de sus movimientos o zonas refugio, especialmente en áreas críticas de la periferia, como es el caso de Lugo, para evitar molestias y la presión furtiva con los lazos para el jabalí. Cabe recordar también los grandes incendios, de origen claramente delictivo, que se registraron en los últimos años en los montes de Ibias (donde también hay urogallos y águilas reales) y en los Ancares leoneses, lo que perjudica enormemente el hábitat.

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